¿Blindaje real o montaje mediático? Crítica a la vigilancia en accesos a Aguascalientes

Aguascalientes, una entidad que históricamente ha presumido estabilidad en medio de una región marcada por la violencia, mantiene actualmente un discurso oficial que busca proyectar firmeza y capacidad operativa: vigilancia en accesos, presencia militar, patrullajes aéreos, y una estrategia denominada Blindaje Aguascalientes. Pero, ¿realmente estas acciones están dando resultados tangibles o solo constituyen una narrativa tranquilizadora para encubrir carencias estructurales?

La Secretaría de Seguridad Pública del Estado, encabezada por Antonio Martínez Romo, asegura mantener una vigilancia constante en los límites con Jalisco y Zacatecas, en coordinación con el Ejército y la Guardia Nacional. Se han intensificado los patrullajes, especialmente en zonas rurales y brechas de terracería. Incluso se destaca el uso del helicóptero Fuerza Uno, un recurso que, aunque vistoso, tiene escasa capacidad de impacto directo frente a dinámicas criminales complejas y móviles.

El problema no está en el despliegue operativo per se, sino en la falta de resultados visibles y medibles. Los llamados Puestos de Control o Puertas de Seguridad —que en el discurso oficial son la primera línea de defensa— han sido señalados por la ciudadanía como mecanismos ineficientes: puntos con presencia intermitente, personal desmotivado o sin equipamiento adecuado, y más preocupante aún, sin una evaluación clara de su efectividad.

En teoría, estas medidas buscan evitar el ingreso de grupos criminales, armas o drogas al estado. En la práctica, sin embargo, los hechos violentos no han desaparecido del todo, y las rutas de trasiego siguen activas, como lo evidencian detenciones esporádicas y hallazgos de vehículos abandonados con cargamentos ilícitos. Esto sugiere que la vigilancia fronteriza no solo es porosa, sino que en ocasiones opera más como un filtro simbólico que como una barrera real.

Otro aspecto preocupante es la opacidad con la que se manejan estos operativos. No hay reportes públicos claros sobre cuántas detenciones o decomisos se han realizado en estos accesos. ¿Cuántos vehículos revisados? ¿Cuántos casos detectados? ¿Cuánto cuesta operar Fuerza Uno y qué retorno real ofrece en materia de seguridad?

Mientras tanto, el discurso oficial insiste en que el Blindaje Aguascalientes garantiza paz y orden. Pero para muchos habitantes, sobre todo en comunidades limítrofes como Cosío, Asientos o El Llano, esa paz es frágil, cuando no ilusoria. La percepción de inseguridad persiste, y lo que debería ser una estrategia sólida y con resultados concretos, termina viéndose como un espectáculo de fuerza con poco contenido detrás.

En suma, los puestos de vigilancia pueden tener un valor operativo si son parte de una estrategia integral, con inteligencia, seguimiento y transparencia. Pero si solo se montan como vitrinas de control para alimentar el discurso gubernamental, terminan siendo una pantalla de humo que aleja más que acerca a una verdadera solución.

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