Bajo el cielo de una noche templada y festiva, el Corredor Cultural Carranza vibró con el eco de la tradición y el talento musical que definen el alma de Aguascalientes. El escenario principal, Manuel M. Ponce, fue testigo de una velada cargada de emociones, donde la música se convirtió en puente entre generaciones y guardianas del recuerdo colectivo.
La Banda Sinfónica Municipal y la Tuna Aguascalentense de Exalumnos de la Universidad Autónoma de Aguascalientes ofrecieron un concierto lleno de pasión, color y arraigo cultural. En el marco de su vigésimo aniversario, la Tuna Aguascalentense no solo celebró dos décadas de historia, sino que reafirmó su compromiso con la difusión de la música tradicional estudiantil, contagiando al público con su energía y carisma.
La propuesta de la Estudiantina Sinfónica, reconocida a nivel internacional por su original fusión de arreglos clásicos con el estilo tradicional de la tuna, volvió a emocionar a los asistentes. Su historia se ha forjado en escenarios memorables: desde su debut en el Teatro Aguascalientes en 2018 hasta su ovacionada participación en el Barrio del Encino y el Corredor Carranza en años pasados.
Este 2025, la magia se repitió. Más de 400 personas, entre niños, jóvenes y adultos, se reunieron para disfrutar de un repertorio que incluyó joyas musicales como Mil Novias, Tuna Compostela y Las Cintas de mi Capa. Las guitarras, las voces armónicas y los metales se entrelazaron en una celebración sonora que conmovió corazones y evocó memorias.
“Cada nota lleva consigo una historia, cada capa agita una emoción”, comentó uno de los asistentes, conmovido tras la presentación. Y es que más allá de un concierto, la noche fue un reencuentro con nuestras raíces, con la alegría del canto colectivo y la calidez de compartir en comunidad.
El Corredor Cultural Carranza, como cada año, se consolida como un espacio de encuentro, arte y tradición. Con actividades para toda la familia, este emblemático paseo reafirma su vocación de ser el corazón latente de la cultura en Aguascalientes.
Fotografia: Cortesia del IMAC
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