En Aguascalientes, el choque entre los tianguistas tradicionales y los corredores gastronómicos de microemprendedores, como el Market Nocturno en el Bosque Urbano de Tres Centurias, ha puesto en evidencia un problema de fondo: la falta de regulación y de claridad por parte de las autoridades municipales.
Tianguistas: reclamo por legalidad y “piso parejo”
Los tianguistas, representados por Jorge Mar, líder de la Unión de Fierreros y Comerciantes de Pilar Blanco y La Estrella, denunciaron públicamente que el Market Nocturno opera sin permisos oficiales y bajo un esquema de cobros que, aseguran, beneficia únicamente a sus organizadores.
De acuerdo con el dirigente, cada uno de los cerca de 150 comerciantes paga 1,350 pesos mensuales, lo que representa miles de pesos que, según acusan, se generan sin la supervisión ni el aval del municipio. “No es justo que se lucre con ellos sin que haya legalidad”, advirtió, al invitar a los participantes del Market a sumarse a los tianguis establecidos de la ciudad.
El señalamiento no es menor: los comerciantes reclaman un “piso parejo”, pues mientras los tianguis tradicionales enfrentan reglamentos, pagos y revisiones constantes, en el corredor nocturno impera la discrecionalidad.
Emprendedores: inclusión y comunidad
Por su parte, los microemprendedores que participan en el Market Nocturno defienden el espacio como un proyecto social y cultural que ha logrado posicionarse como un atractivo turístico y comunitario. Subrayan que no se trata solo de vender, sino de abrir oportunidades a migrantes, familias vulnerables, artistas y pequeños negocios que encuentran aquí una plataforma que en otros espacios les ha sido negada.
Para ellos, el corredor nocturno es un escaparate de inclusión y diversidad, un lugar que proyecta a Aguascalientes como una ciudad abierta y multicultural.
El verdadero problema: autoridades omisas
Lo que queda claro es que el conflicto no debería enfrentarse entre comerciantes y emprendedores, sino dirigirse hacia las autoridades municipales y estatales, cuya pasividad ha permitido que unos y otros operen en condiciones de desigualdad.
Mientras a los tianguistas se les exige cumplir normas estrictas, permisos y regulaciones, a otros espacios se les deja crecer sin reglas claras. La contradicción abre la puerta a sospechas de favoritismos, vacíos legales y falta de visión en la política pública sobre el comercio popular.
Urge claridad
El debate refleja la ausencia de un proyecto integral para ordenar y aprovechar el potencial económico y cultural del comercio en Aguascalientes. La autoridad se ha limitado a observar cómo unos se sienten desplazados y otros señalados, sin ofrecer soluciones que garanticen tanto la legalidad como el impulso a proyectos innovadores.
Al final, no son los comerciantes los responsables del desorden, sino los gobiernos que con su falta de decisión permiten la incertidumbre, fomentan divisiones y, en lugar de garantizar derechos, generan confrontaciones innecesarias.

FOTOGRAFIA: CORTESIA DE ABIGAIL LOERA
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