Día Mundial del Bordado: el arte que se teje con hilos y memoria

Una mirada cultural al bordado como expresión artística universal

Cada 30 de julio se celebra el Día Mundial del Bordado, una fecha que rinde homenaje a una de las manifestaciones culturales más antiguas y universales: el bordado, ese arte textil que, puntada a puntada, ha narrado historias, preservado identidades y decorado la vida cotidiana de comunidades en todo el mundo.

Lejos de ser solo una técnica decorativa, el bordado es una expresión artística profundamente simbólica, donde confluyen tradición, estética y resistencia cultural. Desde los huipiles mayas de Chiapas hasta los mantos andinos, pasando por los bordados otomanos, japoneses o escandinavos, esta práctica ha sido históricamente una forma de comunicar sin palabras: patrones, colores y texturas que transmiten cosmovisiones, linajes familiares y hasta mapas del alma.

Una herencia viva

En México, el bordado ocupa un lugar privilegiado dentro del patrimonio cultural. Diversas comunidades indígenas lo han conservado como oficio, ritual y arte, enseñado de generación en generación. Bordar no es solo coser: es resistir al olvido, afirmar una identidad colectiva y reivindicar lo hecho a mano frente a la producción en masa.

Actualmente, artistas y colectivos contemporáneos han retomado el bordado como lenguaje creativo y político, incorporándolo a la escena del arte visual, el diseño y la moda. Lo que alguna vez se relegó al ámbito doméstico femenino hoy se resignifica como una poderosa forma de expresión estética y crítica.

Bordar también es sanar

Además de su dimensión cultural, el bordado ha sido reconocido por sus beneficios terapéuticos: una práctica meditativa, introspectiva, que ayuda a canalizar emociones y fomentar la paciencia y la atención plena. En diversos espacios comunitarios, el acto de bordar en grupo se convierte en una forma de tejido social, de diálogo y de encuentro.

Celebrar los hilos de la memoria

Este 30 de julio, artistas textiles, museos, talleres independientes y colectivos celebran el Día Mundial del Bordado con exposiciones, encuentros, talleres abiertos y campañas digitales que invitan a revalorar esta práctica como arte y como memoria viva. La efeméride también es un llamado a visibilizar y apoyar el trabajo de bordadoras y bordadores que, desde sus territorios, mantienen viva esta tradición con talento, esfuerzo y amor.

Porque en cada puntada hay una historia, y en cada hilo, un puente entre el pasado y el presente, hoy celebramos el bordado como arte, como cultura, como resistencia.

IMAGEN: ABIGAIL LOERA

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