El Corredor Cultural Carranza volvió a vibrar con fuerza este fin de semana, cuando más de 300 personas se congregaron en el escenario principal Manuel M. Ponce para ser parte de una noche dedicada al metal local, en una manifestación artística que trascendió el simple espectáculo musical y se convirtió en una afirmación cultural de identidad.
La banda Rogero, originaria de Aguascalientes, fue la encargada de abrir la jornada. Con un sonido enérgico y letras que conectan con el imaginario colectivo, lograron una conexión inmediata con el público. Su repertorio incluyó temas como Tronos, Hijos de la Tempestad y Romper el Hechizo, piezas que reflejan una narrativa propia y comprometida con la escena independiente.
Posteriormente, Spitout tomó el relevo y elevó aún más la intensidad. Su actuación, marcada por una potente presencia escénica y ejecución precisa, reafirmó la calidad del talento emergente en el estado. Interpretaron canciones como Hot Dog, Chop Suey y Change, esta última acompañada de la grabación de su video oficial, convirtiendo el momento en un acto de creación colectiva con los asistentes.
Más allá del volumen y la distorsión, lo que se vivió fue un encuentro entre generaciones, un espacio donde músicos y espectadores compartieron una misma energía. Las guitarras, los riffs y la entrega sobre el escenario sirvieron como vehículo de una expresión artística profunda que encuentra en el metal un lenguaje auténtico y necesario.
El escenario Manuel M. Ponce volvió a consolidarse como una plataforma vital para la difusión de la música local, dando cabida a propuestas que, como Rogero y Spitout, aportan diversidad y fuerza a la oferta cultural de Aguascalientes.
Este tipo de presentaciones refuerzan el papel del Corredor Cultural Carranza como un espacio vivo, en donde la cultura popular y la música alternativa dialogan, resisten y se afirman desde lo local hacia lo universal.
Fotografia: Cortesia del IMAC
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